Hace unos días iba en el bondi y un pendejito se me puso a hacer morisquetas. Yo estaba absolutamente del moño, asi que me prendí.
El pequeño enrulado saltaba y gritaba en el asiento, mientras la madre le pedía encarecidamente "cuidado", que se iba a lastimar.
No quise contrariar la orden de una madre (sólo lo hago con la mía), así que colaboré pidiendo calma a la versión reducida de una bomba de neutrones, que se sacudía en el asiento naranja del 107.
Al rato del viaje llegó el momento de la despedida. La madre lo tomó de los brazos y lo alzó, al tiempo que intentaba agarrar una bolsa y sostenerse del pasamanos.
Se bajó a upa de su madre, y con la mirada me buscó en la ventanilla para saludarme. Elevó la manito y la sacudió y me sacudió.
Grande momento.
martes, 24 de abril de 2007
Sacudidas
Publicadas por Eternauta a la/s 9:38 p. m.
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2 comentarios:
Realmente, emocionante.
remolinos en el pecho... la pureza y la inocencia no son de algodón, son topadoras de corazones!
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